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Del 26 marzo al primero de abril estuve navegando por Sète, en ocasión de mi primer taller de “profundizacion” que Les Glénans organizan para que los monitores podamos seguir aprendiendo y mejorando. El formador era el mítico Berní, con lo cual ya sabía a lo que iba… Sin embargo fue menos cañero de lo que me esperaba, y aún que hicimos muchas maniobras de spi y en solitario, el ritmo fue mucho más humano que en el “nivel 5″…

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Los otros monitores (Jule, Pierre Emanuel, Laurent) eran muy majos y nos la pasamos muy bien. El meteo fue variado, dias con muy poco viento y dias con 30 nudos, como pasa casi siempre por allí. Hicimos varias sesiones de “quick stop” (el protocolo de recuperacion de hombre al agua creado por la guardia costera yankee), y una manana de maniobras de atraque y desatraque en solitario. Pasamos varias veces los puentes de Sète y vimos los lugares donde es más fácil amarrarse o fondear en el Etang de Thau. Todo eso me vendrá muy bien para estar más a gusto en julio, cuando estaré dando mis primeros talleres como monitor en barcos habitables, justamente por esas aguas.
También fue una ocasión para descubrir las cualidades del Salona 35, que es un barco muy rápido y maniable: a pesar de mi prejuicio acerca del timón de rueda para un barco que desplaza tán poco, al final tuve que admitir que la rueda es muy sensible y el barco se gobierna muy bien. Incluso era muy comodo, de ceñida y con el barco equilibrado, apretar el freno de la rueda y dejar el barco filar sin necesidad de timonel…
El último día tuvimos que remolcar otro barco de les Glénans que había perdido la élice, y después nosotros mismos nos quedamos pillados por la noche en una rede de pescadores de la que nos costó bastante salir: toda una experiencia…
Además, al coincidir nuestra semana de stage con la manifestación de barcos clásicos “escale à Sète”, nos cruzamos con varios tall ships y con auténticos lobos de mar…


Singladura de este stage: la verdad es que esta vez ni lo miré, al tratarse de uno stage encentrado en las maniobras y no en la navegación, pero vamos, que unas 120 millas en estos 6 días las tenemos que haber hacho seguro…

salidas anarquistas

En diciembre 2015 decidimos organizar un evento de presentación de la Cofradía de Navegantes Anarquistas, la red que fundamos en enero del mismo año, y que tan sólo contaba con unos 20 cofrades hasta a ese momento. El evento, articulado en un día de charlas y proyecciones de documentales, y un día de salidas de iniciación en barco de vela, tuvo un éxito rotundo y contó con la partecipación de unas 50 personas…

A raíz de estas jornadas, que dieron paso a un contagioso boca a boca, más y más peña se fue sumando a la red, que en el arco de 3 meses superó los 100 cofrades en la lista de correos, a la cual se apuntaron navegantes libertarios desde todos los mares, incluso de Mexico, Panamá, Argentina y Brasil. Sin embargo es por los alrededores de Barna que se enrolaron la mayoría de piratas y grumetes, así que nació un colectivo local dedicado a compartir conocimientos náuticos: la Escuela Autogestionada de Navegación

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Los primeros talleres pilotos, tanto de teoría como de práctica, se realizaron entre enero y marzo 2016…  Tuve el placer y el honor de ser uno de los monitores de vela en unas salidas de iniciación que hicimos a bordo del Pharos (el nuevo barco de Dany y Susana que trajimos en enero desde Arenys de Mar hasta a Castefa) y otra a bordo del Nagual II (el sun magic 44 que el mítico Guillem reflotó hace unos años, dándole una segunda vida).
Así que a pesar del maratón de curro que me pegué en febrero, y de todos los trabajitos que he seguido haciendo en L’Alliance, este 2016 ha empezado con buen viento, buena onda y lindas navegaciones domingueras, con el pavellón del “anarco-velismo” a tope de palo!

 

Enlaces:

Cofradía de Navegantes Anarquistas: www.recla-mar.org

Foro de la Cofradía: http://recla-mar.foroactivo.com/

Blog de Dany (s.v. Pharos): http://thehornpipeproject.blogspot.com.es/

Web del Nagual (Guillem y Amparo) www.spanish.organicsailing.com

 

Singladura de estas salidas: 34 + 11 + 24 +30 = 99 millas

dos semanas de monitor de vela

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Tengo que admitir que me la paso pipas enseñando a los demás. Será genético, de tener ambos padres profesores…  En el caso de la vela, además, disfruto a la vez de la magia de ver el barco avanzar silenciosamente, propulsado por el viento.

El trato con la mítica escuela asociativa Les Glenans es así: puedo ir cuando quiero y donde quiero (Córcega/Sète/Bretaña y hasta las Antillas) a dar clases de vela. No me pagan, pero cada 4 semanas que doy clases a los principiantes me ofrecen una de especialización con un skipper profesional.  Considerando que no se acaba nunca de aprender, y que dar clases es casi más formador que recibirlas (por toda la responsabilidad que conlleva) este trato me viene muy bien, sobretodo porque nuestra nave madre L’Alliance todavía no está lista para zarpar, así que de todas formas me tenía que buscar una manera de quitarme el mono…

La primera semana tenía un nivel 1, o sea auténticos neófitas. Hay que empezar desde cero y es muy fácil entretenerles y entusiasmarles, ya que para ellos todo es novedoso, son muy curiosos y es una gran satisfacción ver como aprenden rápido. Además el sol y el viento fueron de la partida, menos una tarde de calma chicha en la que aproveché para someterles a mi ejercicio de tempestad artificial: el barco amarrado al muelle, pongo un altavoz con la cabalgata de las Valkirias a toda castaña, y con la driza del spi les hago escorar el barco repetidamente lo más posible. Les digo que fueron alcanzados por una repentina tempestad y tienen que tomar 3 rizos y cambiar el genova por un tormentín, y empiezo a tirarles cubos de agua de mar por la proa, para simular las rompientes…  Acabo más cansado que ellos, pero es divertidísimo!  En esta semana tuvieron también la suerte de poder probar tres tipos de barcos diferentes: el glénans 5.7 (pequeño sloop construido expresamente para enseñar a debutantes), un ketch escuela de 11 m de eslora, y el Surprise (mítico barco de regata del astillero Archambault). Sobra decir que se fueron extasiados y jurando que volverían lo antes posible a por más!

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La segunda semana tuve un nivel 2, o sea gente que ya tiene algo de experiencia… ya saben hacer algún que otro nudo marinero y no andan perdidos cuando se suben a un velero. Con ellos pude usar la terminología náutica desde el primer día y concebir un programa de navegación más entretenido: los primeros 3 días salimos con un Open 5.7 (un barco de regata que es más próximo a la vela ligera que a un habitable: tiene uno spi asimétrico que usamos hasta para entrar y salir del puerto!) Y luego pasamos a un Surprise,  con el que les sometí a jornadas enteras de trasluchadas con spinnaker simétrico, y también a ejercicios de recuperación de objetos flotantes (yo tiro una defensa al agua y tienen que recuperarla, o metiéndose al pairo y derivando sobre ella, o arriando el foque y regulando la velocidad de acercamiento con la escota de la mayor) Fue una semana muy completa, hicimos hasta un par de fondeos y bastante teoría (meteorología, fuerzas aero/hidrodinámicas, RIPAM, navegación).  Ellos también acabaron súper contentos y remarcaron que se la habían pasado genial también porque veían que yo mismo estaba gozando de lo que hacíamos: el entusiasmo es contagioso, por eso Les Glénans apuestan por monitores voluntarios que son seguramente más motivados que unos de plantilla, obligados semana tras semana a enseñar siempre las mismas cosas…

 

la formación pedagógica y mi primer stage como monitor

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El 24 abril me fuí a Marseillan, en la base de Les Glénans, para pegarme un buen tute de 20 días de vela… Se trataba del curso de formación pedagógica necesario para poder empezar a dar clases de vela. Articulado sobre 10 días de prácticas, navegando y en tierra, durante este curso nos entrenamos a dar clases prácticas y teóricas, primero entre nosotros, y luego a verdaderos “alumnos” pagantes…

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Todos los días salíamos a navegar en el estanque de Thau con diferentes soportes: los Surprise (un óptimo barquito de 7,65m bien regatero) los Glénans 5.7 (míticos barcos concebidos hace 30 años por la mísma escuela, y todavía muy válidos) el Écho 90 (un ketch de 9 metros diseñado para el enseñamento de la vela en el que pueden embarcar hasta 12 personas), los Open 5.7 (barco muy deportivo, más próximo a la vela ligera que a los habitables)… y hasta nos hicimos una regata en HobieCat 16.

Como todos estos barcos no tienen motor, lo interesate era justamente zarpar y volver a amarrarse a vela en el canal du Midi: dependiendo del viento, a veces costaba mucho llegar hasta al pantalán, otras veces había que dar una voltareta para disminuir la arrancada y no comerse el muelle; a veces se podía izar la mayor antes de zarpar, otras veces había que separarse del muelle usando el foque a contra, etc.  (A menudo, de todas formas, era necesario hacerse remolcar…)

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Paralelamente estuvimos preparando clases teóricas, de una media hora, sobre varios temas (meteo, mareas, navegación, RIPAM, aereo/hidrodinámica, etc) y aprendimos a exponer de manera clara y sintética frente a varias tipologías de público, ayudandonos con pizarra y colorines. Descubrí que hay que tener muy claro no solo el tema del que vas a hablar, sino también la cronología del discurso y los limites del mismo: un público curioso, cuando empieza a hacer preguntas, te puede llevar rapidamente a perder el hilo de la explicación, e incluso a profundizar temáticas que a lo mejor no has revisado tan bien como para no pillarte los dedos.

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Mi primera prueba como monitor, con verdaderos principiantes, fue genial: parecía que no iba a haber nada de viento, pero al final se levantó una buena briza térmica y les llevé con el ketch a explorar la zona de navegación que teníamos asignada, luego hicimos un fondeo (a vela) y les enseñé a usar el compás de demora para posicionarnos  y averiguar que el ancla no esté garreando, estuvimos haciendo la relación paisaje-carta náutica, reconocieron las balizas de las que les había hablado, merendamos, y luego volvimos a izar velas y navegamos un rato más antes de entrar de vuelta en el canal.

Trás 2 semanas de curso, el 9 de mayo empecé por fin mi primera semana de monitor, con 4 principiantes.  Iba en conserva con otro 5.7, en el que un monitor mucho más experimentado que yo llevaba a otros 3 principiantes del mismo nivel que los míos, y nos habíamos acordado sobre el programa de la semana, la temática de las salidas día trás día, y las aportaciones teóricas. El meteo era perfecto, una semana de sol y viento moderado nos esperaba…  pero algo totalmente inesperado lo arruinó todo:

A las 4 de la mañana del día 10, me llaman desde la fábrika para avisarme de que hay un incendio: mi taller estaba quemando, junto con el de nuestro colega Jonathan… y nuestro hogar se estaba ahumando lo más grande. Los bomberos de l’hospitalet actuaron muy bien y en 2 horas lo llegaron a apagar, pero mi compañera encontró muerto uno de nuestros 2 gatos. Y la vivienda estaba hecha un disastro.

Frente a esta calamidad (totalmente accidental) no pude hacer otra cosa que volver para meterme mano a la obra junto a Flavia y a los demás que viven en nuestro loft, así que por la noche, trás el primer y único día de vela con mis alumnos, me tuve que despedir de ellos y dejarles en las manos de otro monitor, que por suerte estaba libre y me podía substituir.

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Ahora, a 10 días del incendio, está todo bastante en orden otra vez, gracias sobretodo a la ayuda de muchas amigas y amigos que se han amablemente envolucrado en la reconstrucción del sitio. Sin embargo queda todavía un poco de olor acre de hojín, y la amargura de no haber podido cumplir y disfrutar de mi primera semana como monitor de vela.

50 metros en apnea

Uno de mis grandes consuelos cuando estoy en tierra, es de ir a nadar a la piscina olímpica que tengo a 5 minutos andando desde la fábrica (donde vivo). Se trata de una piscina de 50 metros al aire libre, con un sistema de calefacción del agua que te permite nadar en invierno como si fuera verano. No debe de ser muy ecológico, pero lo de nadar bajo el sol al mediodía es un verdadero placer, y de paso me quedo todo el año bronzeado, con la marca del bañador… Cuando voy, unas 3 veces por semana, mis 40 largos (2 km) no me los quita nadie.

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Hace un año Rocky me comentó que nadar 25 metros en apnea no es tan difícil, es solo cuestión de relajarse y aprovechar bien la inercia de los movimientos. Entonces me propuse de hacerlo, y trás algún que otro intento fracasado, lo conseguí. Durante un año lo estuve haciendo casi cada vez que iba a nadar hasta a poderlo conseguir sin mucho esfuerzo. También me acostumbré a pasar por debajo de los yayos que nadan a dos por hora, en lugar de doblarlos, cuando me encuentro uno en mi via.
Hace un par de semanas, navegando en Bretaña, el famoso Berní me dijo que el podía nadar 50 m en apnea, sin palmas y sin lanzarse al agua. Entonces me encabroné: si el gordo lo puede hacer, entonces yo también voy a poder! Porqué me había limitado a nadar en apnea solo en la piscina pequeña? Porque no sabía que podría cruzar en apnea la grande! Así que después de unos cuantos largos de calientamento, me relajé, hiperventilé un poco y traté de ir lo más lejos posible. Ví pasar la marca de los 25 m y seguí nadando todo lo que pude… Cuando no pude más, saqué la cabeza y ví que estaba a la altura de las banderolas, a 5 metros del otro borde. No me lo podía creer, había nadado 45 metros en apnea, con lo cual el objetivo de los 50 m era verdaderamente a mi alcance. Al día siguiente no estaba muy en forma, y tuve que salir a respirar a los 30 metros. Sin embargo al tercer intento lo conseguí: toda la piscina en apnea, sin palmas ni trujillos.
Una gran satisfacción, la verdad. Eso sí, sales que estás casi convulsionando, pero es pura cuestión de voluntad… A partir de ahora mi nuevo reto es hacer un entento cada vez que voy, hasta que me salga siempre… Si tu vuoi tu puoi!

nivel 5 aprovado!

Acabo de aprobar el examen del nivel federal 5, o sea el nivel técnico que se necesita para ser monitor de la federación francesa de vela, en el sector de la náutica de recreo. Como suele ser con les Glénans, no fue un simple examen, sino un verdadero campo de entrenamiento, de 2 semanas, con toda una parte de teoría y una intensa experiencia práctica, primero con los 5.7 en el Golf de Morbihan, y luego en un Elan 31 y un Sun Odissey 32i para una semana de navigación entre Vannes y Lorient.
El formador que me tocó esta vez fue el famoso Berní, conocido y temido en todas las bases Glénans desde Bretaña hasta a Corcega, por su especial pedagogía, que desarrolló trás haber estado 10 años en la legión estrangera…

Su estrategia formativa consiste en retarte todo el rato, ponerte bajo una presión constante y vacilarte por cada cosa que no haces bien. En realidad se trata de un gran cachondeo, pero nunca se entiende claramente si te está tomando el pelo, o si va en serio. En fin, Berní es un personnaje bastante pesado, aún que a la vez resulte simpático, y tiene mucha, muchisima experiencia como formador de vela.
Además de la presión psicológica a la que eramos enfrentados, también jugaba la fatiga física de la navegación invernal, con días muy cortos y noches en las que la temperatura bajaba hasta a menos seis grados!

Mi rendimiento, en estas condiciones, no fue absolutamente a la altura de lo que me hubiera gustado: me sentía muy torpe, tanto en las acciones físicas (maniovras) como en las que requieren un poco de agilidad mental (cálculos de marea, de ruta, etc). Intimamente pensaba que no aprobaría… Me sentí incómodo hasta en la parte teórica, que tenía tan controlada hace pocos años cuando me saqué el patrón de yate: al revisarlas antes del test, me dí cuenta que la mayor parte de las nociones las tenía medio olvidadas.
Sin embargo, el “bastardo dentro” (reciclo aquí una de las expresiones favoridas de Berní, que en realidad define bastante bien su papel) nos enseñó un montón de cosas interesantes, y al final se reveló ser mucho más humano de lo que quería aparentar, ya que nos validó el nivel 5 casi a todos.

Fuimos también muy afortunados con el meteo, ya que casi no llovió, y hasta hubieron un par de días de sol. El mar, por su parte, se portó muy bien, ya que el viento nunca pasó de fuerza 5, y la mayor parte de nuestro cabotaje se realizó bajo el abrigo de la península de Quiberon.
Lo más absurdo de estas 2 semanas ha sido pasar las fiestas navideñas y noche vieja codo a codo con compañeros de aventura aleatorios en esta sorta de campo de entrenamiento intensivo bajo las ordenes de un papà noel digno de full metal jacket, que te hace subir a un mastil helado o navegar con la caña atada a la via para ver como te apañas…

Singladura de la segunda semana: 149 millas.

en el RM 10.50

Tercera y última semana de navegación por Bretaña sud: esta vez somos 8 a bordo de un barco de 10,50 m! Sin embargo todo fluye muy bien, gracias también a Gildas, un monitor relajado pero también muy deportivo.  Quitando una tarde de encalmada tuvimos siempre un buen viento consistente, a veces hasta fuerza 6 con rafagas a 7.  Como la semana anterior, fuimos alcanzados por un temporal antes de haber tenido el tiempo de arriar el spinnaker, que se fué al agua… así que tuve por fin la ocasión de tener que cortar una driza de spi (en realidad no era una driza, sino el reenvío del puño de amura de uno spi asimétrico: se había hecho un nudo y por la tensión era imposible deshacerlo, así que por fin le dí un uso a la navaja que hay que siempre llevar encima…)

El perímetro de navegación fué practicamente el mismo de la semana anterior, y esto me facilitó mucho la tarea de pilotaje. A Lorient fuimos a hecer maniovras de atraque en la mismísima Cité de la Voile Éric Tabarly, así que pudimos ver el Pen Duic IV desde cerca, y otros veleros impresionantes.

Nuestro RM 10.50, por su lado, resultó ser muy confortable y acojedor incluso para 8 tripulantes, pero parece que sea un barco muy caro, al ser construido en contrachapado marino recubierto de epoxi, y por lo que vimos no es ni specialmente performante (aún que llegamos a hacer 10 nudos como velocidad máxima en surf), ni realmente sólido (a pesar de ser casi nuevo, ya tenía unas grietas importantes…)

Y quiero añadir una cosa más a propósito de este stage de nivel cuatro: no lo aconsejo a nadie, porque es pedagógicamente muy poco formador ser 8 tripulantes con un solo monitor y un solo barco: solo para que cada uno haga una maniovra en puerto te tiras horas y horas atracando y desatracando. Es algo que les Glénans se tendrían que replantear.

Singladura de la semana: 172 mn

uno stage muy formador

La segunda semana de navegación no fué tan soleada como la primera, ni mucho menos. También el señor Beaufort jugó cartas más altas, tipo varios 6 y 7, con alguna rafaga a 8.  Sin embargo, con un monitor super enérgico como Benjamin, todo se encara con gran entusiasmo: straorzar con el spi en un temporal, tirar 50 bordos para remontar al viento en el haz cada vez más etrecho de un faro a sectores,  surfear a 11,3 kn o pasar una noche con 35 nudos de viento amarrados a un cuerpo muerto en lugar que en puerto…  para Benjamin todo esto es simplemente “formador”.

En las 170 millas limpias  que recorrimos esta semana,  a bordo de un “Bongo 960″ del 2004 que no tenía una sola escotilla estanca, hicimos escalas  en varias islas de la Bretaña sud, como Belle Île, Île de Groix, Île de Houat, pero también en puertos míticos para los velistas europeos, como Lorient o La Trinité sur Mer  (considerada la Meca de la vela, ya que fue el puerto base de Éric Tabarly)

Lástima que, con el ritmo que llevábamos, una vez en puerto a pena teníamos la fuerza para ir a pegarnos una ducha, así que de turismo ni hablar… Una noche, sin embargo, nos quedamos un buen rato hablando después de cenar, y siendo la tripulación puramente masculina, el discurso se fue orientando hacia problematicas relacionales con las mujeres, y en este contexto, en el que cada cual expresaba sus odiseas sentimentales, a mi se me occurrió darles un consejo que nada más decirlo me pareció una gran verdad: “en amor” les dije “sobretodo al principio, hay que ir cortos de trapo”

una semana de sol inesperado

Ya que hacía mucho tiempo que no navegaba seriamente, decidí volver a Bretaña para tirarme 3 semanas de vela con les Glénans.  El primer stage ha sido uno de specialización en navegación costera, entre las rocas del archipélago de Glénan, y la tormentada costa bretona entre Concarneau y la punta del Raz.  Yo, que hasta al día antes de partir de Barna me iba a nadar en el mar, llegué preparado a un tremendo choque climatico, esperandome lluvia todos los días… Pués no! Ni una sola gota de lluvia, sino días bastante despejados e incluso algún que otro día de sol radiante y cielo enteramente azul!


El monitor de esta semana, Thibaud, es un chaval de 24 años muy simpa y muy bien preparado, que ya había conocido hace 2 años a la isla d’Arz. Hemos aprovechado de unos vientos relativamente constantes de sector sud para movernos cada día por varios puertos de la zona: Lesconil, Audièrne, Guilvinec, Bénodet…  pueblos de pescadores bretones, adonde el mar y la vela están en el adn de todos,  desde muchas generaciones.   Lamentablemente se nos rajó el spi después de una sola jornada de uso (sin embargo se puede decir que lo disfrutamos: ese día hacíamos picos de 10,6 kn…): una rajadura más pequeña la hubiéramos reparada al momento, pero una de 6 metros…  De todas formas, la parte más emocionante ha sido sin duda llegar al mítico archipélago de Glénan (de donde toma el nombre la escuela)…

Barco: Elan 31 del 2012  Singladura del viaje: 139 mn

y a bordo del Tara!

En vista de la llegada del Tara a la ciudad condal, contacté con el simpático André Abreu de la fundación Tara Expeditions para hecharle un cable como voluntario en la organización de la escala, y aún que al final no le hizo falta, me invitó igualmente a visitar el barco y a conocer la tripulación; también me hizo participar a la mesa redonda sobre residuos microplasticos que se celebraba por la tarde en la Unión por el Mediterráneo. Fue una jornada muy intensa y rica de contenidos interesantes, de los que hablaré en un post dedicado a eso una vez que tenga el tiempo de reorganizar todos mis apuntes.  De momento quiero justo relatar la visita en las entrañas de la mítica goeleta.

Lo primero que se nota es que el velero está vivido: casi 30 años de rutas dajan alguna que otra marca tanto por fuera cuanto en las finituras al interior (Tara es clase 1986, como L’Alliance!); A diferencia del Pangaea, que por ser un barco de exploración es bastante pretencioso,  Tara se vé un verdadera herramienta de trabajo: sus puertas estancas, las bombonas y las maquinarias scientificas trincadas en cubierta, le confieren ese auténtico estilo Mad Max.

Es la hora de la comida, lo confirma el perfume de las quiches lorraines que la cocinera saca del horno. Los 5 marineros, los 3 scientíficos y los 2 correspondientes se sientan en el carré. Quedo impresionado por la gran biblioteca que ocupa casi todo el lado estribor: para que la tripulación no se aburra en los inviernos árticos!

La cabina laboratorio dispone de aire acondicionado para no estropear las muestras de plancton, ni los ordenadores. El resto del barco, sin embargo, sólo tiene los radiadores para la calefacción, por eso la cúpula de plexiglás, en los climas cálidos, es cubierta de tela blanca.

Tengo ocasión de charlar con Romain Troublé, secretario general de la fundación Tara Expeditions y ex regatista profesional (un pijo de la Americans Cup, vamos…). Aparentemente vino a hacer acto de presencia, y a concordar con los organizadores de la Barcelona World Race el compromiso de los participantes a llevar en sus IMOCA 40Kg de equipos de medición oceanográfica (ph, salinidad, temperatura… que serán monitorados por los scientíficos de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental).

Más interesante aún la charla con Martin Hertau, el capitán. Resulta que se tardan unos veinte minutos en izar todas las velas, así que la misión en el mediteráneo, teniendo que parar en waypoints específicos cada 3 o 4 horas para tomar muestras, se ha llevado a cabo casi exclusivamente a motor… también por culpa del viento inconstante. Al contrario, durante la vuelta al mundo de los años pasados, que preveía “estaciones” una vez cada 3 o 4 días, los motores se usaron relativamente poco. A bordo, toda la tripulación collabora: los scientíficos ayudan a los marineros en las maniobras, mientras los marineros accionan el gran cabrestante para tomar las muestras y ayudan a los scientíficos en sus tareas más pesadas.

En todas las ciudades donde paran, el barco se vuelve un recurso educativo: cada mañana hay clases de chavales que van a visitar el Tara y profundizan sus cogniciones sobre la contaminación del medio marino. También los adultos, por las tardes, pueden visitar la cubierta de la goeleta (adentro no, porque no saría viable y además no cumple con las normativas -no hay salidas de emergencia!) y se les explica los retos de la misión scientífica y las problemáticas a que nos enfrentamos en cuanto a defensa del litoral y del ecosistema mediterráneo.

La misión el en mediteráneo dura desde hace 6 meses, y acabará en Lorient (puerto base del Tara) el 29 de noviembre.

Hasta a hora, de las 260 muestras de agua mediterránea recogidas en surfaz, todas 260 contienen plásticos…