Acabo de aprobar el examen del nivel federal 5, o sea el nivel técnico que se necesita para ser monitor de la federación francesa de vela, en el sector de la náutica de recreo. Como suele ser con les Glénans, no fue un simple examen, sino un verdadero campo de entrenamiento, de 2 semanas, con toda una parte de teoría y una intensa experiencia práctica, primero con los 5.7 en el Golf de Morbihan, y luego en un Elan 31 y un Sun Odissey 32i para una semana de navigación entre Vannes y Lorient.
El formador que me tocó esta vez fue el famoso Berní, conocido y temido en todas las bases Glénans desde Bretaña hasta a Corcega, por su especial pedagogía, que desarrolló trás haber estado 10 años en la legión estrangera…
Su estrategia formativa consiste en retarte todo el rato, ponerte bajo una presión constante y vacilarte por cada cosa que no haces bien. En realidad se trata de un gran cachondeo, pero nunca se entiende claramente si te está tomando el pelo, o si va en serio. En fin, Berní es un personnaje bastante pesado, aún que a la vez resulte simpático, y tiene mucha, muchisima experiencia como formador de vela.
Además de la presión psicológica a la que eramos enfrentados, también jugaba la fatiga física de la navegación invernal, con días muy cortos y noches en las que la temperatura bajaba hasta a menos seis grados!
Mi rendimiento, en estas condiciones, no fue absolutamente a la altura de lo que me hubiera gustado: me sentía muy torpe, tanto en las acciones físicas (maniovras) como en las que requieren un poco de agilidad mental (cálculos de marea, de ruta, etc). Intimamente pensaba que no aprobaría… Me sentí incómodo hasta en la parte teórica, que tenía tan controlada hace pocos años cuando me saqué el patrón de yate: al revisarlas antes del test, me dí cuenta que la mayor parte de las nociones las tenía medio olvidadas.
Sin embargo, el “bastardo dentro” (reciclo aquí una de las expresiones favoridas de Berní, que en realidad define bastante bien su papel) nos enseñó un montón de cosas interesantes, y al final se reveló ser mucho más humano de lo que quería aparentar, ya que nos validó el nivel 5 casi a todos.
Fuimos también muy afortunados con el meteo, ya que casi no llovió, y hasta hubieron un par de días de sol. El mar, por su parte, se portó muy bien, ya que el viento nunca pasó de fuerza 5, y la mayor parte de nuestro cabotaje se realizó bajo el abrigo de la península de Quiberon.
Lo más absurdo de estas 2 semanas ha sido pasar las fiestas navideñas y noche vieja codo a codo con compañeros de aventura aleatorios en esta sorta de campo de entrenamiento intensivo bajo las ordenes de un papà noel digno de full metal jacket, que te hace subir a un mastil helado o navegar con la caña atada a la via para ver como te apañas…
Singladura de la segunda semana: 149 millas.