la formación pedagógica y mi primer stage como monitor

moniteur

El 24 abril me fuí a Marseillan, en la base de Les Glénans, para pegarme un buen tute de 20 días de vela… Se trataba del curso de formación pedagógica necesario para poder empezar a dar clases de vela. Articulado sobre 10 días de prácticas, navegando y en tierra, durante este curso nos entrenamos a dar clases prácticas y teóricas, primero entre nosotros, y luego a verdaderos “alumnos” pagantes…

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Todos los días salíamos a navegar en el estanque de Thau con diferentes soportes: los Surprise (un óptimo barquito de 7,65m bien regatero) los Glénans 5.7 (míticos barcos concebidos hace 30 años por la mísma escuela, y todavía muy válidos) el Écho 90 (un ketch de 9 metros diseñado para el enseñamento de la vela en el que pueden embarcar hasta 12 personas), los Open 5.7 (barco muy deportivo, más próximo a la vela ligera que a los habitables)… y hasta nos hicimos una regata en HobieCat 16.

Como todos estos barcos no tienen motor, lo interesate era justamente zarpar y volver a amarrarse a vela en el canal du Midi: dependiendo del viento, a veces costaba mucho llegar hasta al pantalán, otras veces había que dar una voltareta para disminuir la arrancada y no comerse el muelle; a veces se podía izar la mayor antes de zarpar, otras veces había que separarse del muelle usando el foque a contra, etc.  (A menudo, de todas formas, era necesario hacerse remolcar…)

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Paralelamente estuvimos preparando clases teóricas, de una media hora, sobre varios temas (meteo, mareas, navegación, RIPAM, aereo/hidrodinámica, etc) y aprendimos a exponer de manera clara y sintética frente a varias tipologías de público, ayudandonos con pizarra y colorines. Descubrí que hay que tener muy claro no solo el tema del que vas a hablar, sino también la cronología del discurso y los limites del mismo: un público curioso, cuando empieza a hacer preguntas, te puede llevar rapidamente a perder el hilo de la explicación, e incluso a profundizar temáticas que a lo mejor no has revisado tan bien como para no pillarte los dedos.

balise

Mi primera prueba como monitor, con verdaderos principiantes, fue genial: parecía que no iba a haber nada de viento, pero al final se levantó una buena briza térmica y les llevé con el ketch a explorar la zona de navegación que teníamos asignada, luego hicimos un fondeo (a vela) y les enseñé a usar el compás de demora para posicionarnos  y averiguar que el ancla no esté garreando, estuvimos haciendo la relación paisaje-carta náutica, reconocieron las balizas de las que les había hablado, merendamos, y luego volvimos a izar velas y navegamos un rato más antes de entrar de vuelta en el canal.

Trás 2 semanas de curso, el 9 de mayo empecé por fin mi primera semana de monitor, con 4 principiantes.  Iba en conserva con otro 5.7, en el que un monitor mucho más experimentado que yo llevaba a otros 3 principiantes del mismo nivel que los míos, y nos habíamos acordado sobre el programa de la semana, la temática de las salidas día trás día, y las aportaciones teóricas. El meteo era perfecto, una semana de sol y viento moderado nos esperaba…  pero algo totalmente inesperado lo arruinó todo:

A las 4 de la mañana del día 10, me llaman desde la fábrika para avisarme de que hay un incendio: mi taller estaba quemando, junto con el de nuestro colega Jonathan… y nuestro hogar se estaba ahumando lo más grande. Los bomberos de l’hospitalet actuaron muy bien y en 2 horas lo llegaron a apagar, pero mi compañera encontró muerto uno de nuestros 2 gatos. Y la vivienda estaba hecha un disastro.

Frente a esta calamidad (totalmente accidental) no pude hacer otra cosa que volver para meterme mano a la obra junto a Flavia y a los demás que viven en nuestro loft, así que por la noche, trás el primer y único día de vela con mis alumnos, me tuve que despedir de ellos y dejarles en las manos de otro monitor, que por suerte estaba libre y me podía substituir.

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Ahora, a 10 días del incendio, está todo bastante en orden otra vez, gracias sobretodo a la ayuda de muchas amigas y amigos que se han amablemente envolucrado en la reconstrucción del sitio. Sin embargo queda todavía un poco de olor acre de hojín, y la amargura de no haber podido cumplir y disfrutar de mi primera semana como monitor de vela.

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