Ya era hora de estrenar la Sylphide con un buen viaje… además mi gran amigo Rocky, embarcado en el ketch de 40 metros “la Cattiva” como 1er oficial, justo estaba llegando a Palma desde el Caribe, para una escala de pocos días. Entonces el reto era claro: cruzar a Mallorca con la Sylphide a tiempo para coincidir con él. Yo y Flavia, con la preciosa ayuda de Rekena, últimamos los preparativos en toda prisa, y el domingo 6 de junio, a las 2 de la tarde, yo y Flavia dejamos el Club Nautic del Garraf a motor y bajo la lluvia… una salida bastante triste, si no furamos tan motivados, y si no supiera que es el único momento de la semana en el que podemos cruzar sin tener vientos en contra, y hasta con la perspectiva de poder avanzar varias horas a vela.
Al poco rato paró de llover, pero el viento no vino hasta las 5 de la mañana, y tuvimos que tirar millas con nuestro querido fueraborda 2 tiempos 8 caballos, que tiene un problema de carburación y hace un humo de la ostia, intoxicandonos de monossido de carbono tanto en la bañera cuanto en la cabina…
Así que mil veces bendida fue la briza que se levó justo antes del amanecer, permitiendonos avanzar de ceñida a 4 nudos, rumbo directo a Sóller. Apago el piloto automático para que la caña se quede bloqueada ligeramente a sotavento, y por 5 horas mi niña tira recto sin una sola guiñada! La señora Sylphide no es cualquier barco!
A las 18 del lunes llegamos al puerto de Soller (no a la Marina Tramuntana, que es super cara, sino al pantalán publico, que es barato…) y enseguida llega Rocky a darnos la bienvenida! Vamos a cenar en un restaurante que se llama El Pirata, dónde cocinan de puta madre -increibles las alcachofas rebozadas con mayonesa de naranja…
3 días volaron sin ni darnos cuenta, entre un fondeo con cena romantica, un blitz a Palma (en autobus) para ver el barco donde trabaja Rocky e saludar a Svenja, etc.
Nos hubieramos quedado más, pero el parte meteo sugiere de zarpar el jueves por la mañana, para pillar un buen forza 4 a un largo, y no encontrarnos encalmados tantas horas como a la ida.
Y así nos vamos, 2 rizos a la mayor y foque pequeño para no sobrecargar la vieja jarcia, surfeando a 5/6 nudos sobre olas de 2 metros en una noche sin luna… Esta es vida!!
Lástima que al amanecer encalmó, y tuvimos que hacer a motor las últimas 20 millas (de las 94 que separan Sóller de Garraf). Además, 2 horas antes de llegar, mientras la usábamos sólo para compensar un poco el balanceo, se descoció un buen cacho de vela mayor ( Rocky dixit: “vuestra mayor es muy mayor…”)
Y aunque este no fue el único problemilla ni desperfacto que se produjo durante el estreno de la Sylphide (y de su capitán, ya que fue mi primera travesía como patrón…) tanto yo como Flavia volvimos entusiasmados del viaje, ya que pudimos por fin disfrutar con suma satisfacción de nuestro barquito, tras dedicarle un año y medio de trabajo!
(Singladura del viaje: 190 nm)
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