El domingo pasado, para desconectar de la rutina de los trabajos a L’Alliance, acompagné a un amigo -un navegante solitario bretón- en una vuelta de ensayo con su barco recién devuelto al agua trás casi 2 anos de varadero.
Otro navegante solitario también era de la partida… Un total de tres personajes para estrenar un barco fenomenal.
El Crezic, sloop a deriva mobil en contrachapado marino recubierto de polyester, es un barco muy tocho, seguro y marino. Se portó estupendamente tanto de ceñida como a un largo, y el piloto de viento navik cumplía perfectamente con su deber. En una linda jornada de sol, entre un vaso de buen vino y un bocadillo de queso francés, nos hicimos unas 30 y pico millas en alegría, disfrutando del mar, del velero y sobretodo del gozo que su patrón no podía disimular, ya que por fin estaba de vuelta en su elemento, listo para nuevas aventuras en solitario, rumbo una vez más hacia las perlas y los corales del Mar Rojo, como un Henry de Monfreid de nuestros tiempos.
Para celebrar el esperado momento, le regalé una bandera que diseñé expresamente para el: un détournement del pavillón bretón al que substituí las once cruces por 11 caballos al galope, ya que en su juventud nuestro aventurero habia sido jokey en las carreras de caballos, y ahora por fin cabalga una vez más las olas a bordo de su Crezic!
(estela de esta salida: 30 mn)