Por fin unas verdaderas vacaciones! Tras dos años de curro ininterrumpido (ya sea por dinero, ya sea para reformar LAlliance: siempre de trabajo se trata…) decidí tomarme 3 semanas de navegación por la Meca de la vela, la Bretaña.
Mi plan era navegar 3 días a bordo del Joshua, el mítico barco de Bernard Moitessier, actualmente gestionado por el museo marítimo de La Rochelle, y luego empalmar con uno stage de 2 semanas a la base Glénans de lÎle dArz. Lamentablemente hace 10 días me avisaron de que se habían anulado las salidas con el Joshua por culpa de un problema al motor (se quemó y lo tienen que cambiar), la cual cosa me causó una gran decepción. De todas formas me animé a ir igual hasta La Rochelle, para visitar la hermosa ciudad, el museo, y obviamente el Joshua también.
Luego me fuí a Le Bono (pueblo muy lindo, hay que decir) a rendir mi personal homenaje sobre la tumba del famoso navegante.
Sin embargo Moitessier no es el único navegante solitario y escritor que descansa en esta lluviosa región… También murió aquí el gran Marcel Bardiaux, así que pasé por La Roche Bernard (otro pueblo encantador, absolutamente típico) para ver el Inox, el ketch que Bardiaux se construyó enteramente en acero inoxidable en 1966, y con el cual navegó por el mundo hasta a los 88 años de edad, cumpliendo una estela de 400.000 millas, equivalentes a 18 veces la vuelta al mundo! También pude comprar, en el bar del pueblo, todas sus publicaciones que todavía no había leído, ya que son casi imposibles de encontrar…
Pero mis peregrinajes no apuntaban solo a los retajes de navegantes excepcionales, sino también a unas tiendas náuticas increíbles, de acastillaje de ocasión, grandes cómo un supermercado, y dónde se puede encontrar absolutamente todo lo que uno pueda desear para armar su barco, a precios superpopulares… Un verdadero país de los juguetes para quien cómo yo está reconstruyendo un barco y se ve obligado a gastarse un pastón en cada chorrada…
Last but not least, aproveché mi viaje por Bretaña para visitar a Paola, una amiga de toda la vida que recién se mudó allí con su compañero, Benoit: habiendo encontrado curro como guardiano de una esclusa, les dieron una casita con jardín y huerta, en frente del canal que va desde Nantes a Brest, y ahora viven en este precioso lugar entre el campo y la ciudad, ideal para criar el bebé que acaban de tener… Un perrovaca y 2 gallinas completan el idillio bucólico de la familia feliz: han triunfado de verdad! Y que bien comimos y bebimos en esos días!!