El 2 de noviembre bajé a Gibraltar para encontrarme con el capitán Alberto, que me esperaba a bordo de su Tobago, amarrado en la gasolinera de la marina. Trás una visita rapida al supermercado inglés,para abastecernos de “marmelade” y “all butter shortbread fingers” (mis dos productos favoridos de la limitada gastronomía de Albion) sarpamos a las 17 UTC para fondear poco después a la Linea.
Por la noche, descargados los archivos GRIB, empezamos a planear la ruta hacia a Canarias, con la idea de levar el ancla a las 7 y media de la mañana para aprovechar la corriente de mareas y salir del estrecho… Pero las previsiones meteo nos cortan el rollo: 30 nudos de sector oeste en el estrecho
nos iban a complicar mucho la salida, y 200 millas antes de Canarias nos ibamos a encontrar con vientos de más de trenta nudos y una mar de fondo de 5 m… lo que suponía estar constantemente a la caña, y siendo 2, las guardias iban a ser muy faticosas; La idea de poner rumbo a Madeira para evitar la borrasca sobre el Gulfo de Agadir también fué descartada: nos ubieramos chupado la mar de fondo por el través a lo largo de toda la travesía…
Entonces nada, ya que por una semanita no sería savio ponerse en la ruta, la mañana siguiente nos vamos a Ceuta. Por el gulfo de Gibraltar navegamos a todo trapo, aprovechando las minimas rachitas para desglizar entre los barcos mercantes fondeados; nada más salir de allí, sin embargo, nos encontramos el viento de verdad, y cruzamos el dispositivo de trafico ciñiendo a 7 nudos con 2 rizos tomados y el genova a penas desenrollado.
La marina de Ceuta es bonita (menos los lavabos) y vale 13 euros (un amarre de 10m). La ciudad también es bonita y “multiculti” …los ingleses pillaron Gibraltar a los españoles, los españoles pillaron Ceuta a los marroquies, y los marroquies no pillaron nada, salvo luego hacer tirones a los guiris que andan por calle Carders, ya que así van las cosas en el mundo…
En la marina Alberto se encuentra a 2 barcos de cofrades, salidos también del port Olimpic rumbo al caribe. Sentados en el carré del Akun, vaso de vino en mano, se charla de viajes y se intercambian experiencias… y no pierdo la ocasión para correr a fotocopiarme integralmente un derrotero de todo el norte de Africa que justo estaba buscando…
Al otro día (4 de noviembre) dejamos la marina para ir a fondear por el otro lado del cabo, o sea al otro lado de Ceuta. Esta vez ya tenemos claro el viento que hay, e izamos no más que la trinqueta… aún así hacemos 7 nudos… Al doblar punta Alamina, teniendo que ceñir, izamos la mayor con 2 rizos ya tomados, y también tomamos el rizo que reduce la trinqueta… pero eso no impide a la fuerza del viento de arreventar la vieja polea del escotero, así que tenemos que arriarla y alcanzar el fondeadero a motor y mayor.
Hace días estupendos, y nos dedicamos a comer y leer, pero Alberto también se tira ratos a charlar (entre un ruido y otro) por BLU con radioamatores italianos y otros cofrades directos al caribe. Inchado el zodiac, nos vamos ademàs a tomar una cerveza en el chiringuito en la playa, y hasta nos metemos por el canal que une las dos costas de Ceuta pasando entre sus fortificaciones…
Los días que estuvimos fondeados detrás de Ceuta, pudimos hacer un seguimiento constante de las evoluciones meteorologicas, gracias al precioso juguete “meteo-fax” que el Capitán alberto se había reciclado currando: este cacharro imprime 3 veces al día los mapas isobaricos y de los vientos en la región dónde se encuentra el barco, aprovechando la misma antena de la radio BLU. Establecemos así el timing de nuestra travesía en función de una ventana de buen tiempo y mar tranquila después de una perturbación que iba a durar hasta al fin de semana:
sabado 7 aprovechamos una mañana de calma relativa para doblar Punta Almina y ceñir de vuelta hasta Gibraltar. Fué muy interesante, ya que entre abatimiento y deriva debida a la corriente del estrecho, nuestro rumbo sobre el fondo era de 60º a estribor con respeto a nuestra proa, y llegamos a pasar Punta Europa justo con un resguardo minimo, felices de no haber tenido que recurrir al motor. La escala en Marina Bay nos permitió cargar a tope las baterías y rellenar los tanques de agua, pero sobretodo la elección de volver a Gibraltar fué estrategica, para no tener que hacer demasiado motor a la hora de salir del estrecho con vientos del sector oeste.
El 9 de noviembre ’09, a las 9 de lo mañana, sarpamos en fin de rumbo a Canarias…
Viento NW rolando a W, fuerza 4: nos cuesta un poco salir del estrecho porque la corriente nos resta un nudo y nos empuja contra Cabo Espartel, así que tenemos que ayudarnos unas horitas con el motor, como imaginábamos.
Una vez afuera, sin embargo, nos esperaba una travesía estupenda, con jornadas de sol, viento entre 15 y 20 nudos siempre por la aleta o en popa redonda, por lo menos hasta la encalmada del último día.
Entramos desde el principio en el ritmo de la travesía: 3 horas de guardia, y 3 horas a descansar, así más o menos durante las 108 horas que nos tomó recorrer las 589 millas hasta la Graciosa. Con mal tiempo, teniendo que estar siempre a la caña, hubiera sido un ritmo durillo, mientras en realidad fué todo super relajado, ya que por las noches dejabamos la caña al piloto automatico, y a veces por el día también (hasta bajo spi!!), y pudimos dedicar mucho tiempo a cocinar y comer bien, y hasta me leí una novela entera, “il cerchio celtico” de “Björn Larsson”, un escritor sueco apasionado de barcos, que escrive fantasticas novelas de aventura cuios personajes son casi siempre navegantes.
Los días se succedieron rapidamente y en todo momento fue un viaje entretenido. El Capitán Alberto se connectava cada mediodía por BLU a una rueda de radioamatores italianos, que se apuntan la posiciones de los navegantes y te tienen al día sobre el meteo… fué así que el secundo día un colega nos avisó que a partir del viernes iba a entrar viento del sector Sur: si eso ubiese sido cierto, hubieramos tenido que llegar a Canarias muy rapidamente para no tener que cambiar de rumbo y parar en Casablanca o en Safi, ya que nuestra autonomía de gasoleo no alcanzaba las 120 millas… Por lo tanto el Capitán fué cojido por una fuerte ansia de prestación, y a partir de la segunda tarde nuestra travesía empezó a parecerse a una regata!
En todo momento ententamos sacar el maximo provecho del viento, con un trimado costante de las velas, sin pereza: esto nos llevó también 2 veces a caer en la tentación de dejar izado el espi hasta por la noche, y las 2 veces tuvimos que arriarlo a la luz de las frontales porque el viento refrescaba. Cuando no navegábamos bajo spinnaker, teníamos el genoa (más ò menos enrollado según la intensidad del viento) atangonado a orejas de burro. En ningún momento vimos necesario tomar rizos a la mayor. De esta forma hicimos una media de 6 nudos a lo largo de 4 días, con una parentesis de 5 horas a 8 nudos por la latitud del cabo de Safi. La media bajó con la encalmada del jueves, cuando tuvimos que hacer 15 horas de motor, pero la cosa ya no nos preocupaba, ya que sólo faltaban 100 millas a nuestro way point.
Fauna avistada: aún que no vimos ballenas como nos hubiera gustado, sí vimos delfines assaco, una tortuga, y un pez volador que nos saltó en cubierta (y que devolvimos rapidamente al mar). Una mañana Alberto se encontró en cubierta hasta un pequeño calamar (volador también?) boh?! Un pajarito vino a descansar sobre la escota tiensa de nuestro espi, a 300 millas desde Canarias, y una mariposa nos alcanzó 100 millas ántes de que llegaramos a destino.
El viernes a la noche, avistamos las luces de Orzola y pocas horas después llegamos en el estrecho entre Lanzarote e la Graciosa: allí hechamos el ancla, y unas copas de ron Capitan Morgan para festejar, antes de dormir.
El sabado 14 de noviembre nos despertamos flipando con el paisaje… al llegar de noche, no habíamos caido en la cuenta de lo chulo que era! Y que calorcito veraniego! Lo primero fué pegarse un buen chapuzón: el agua estaba menos fría de lo que pensaba, y pudimos nadar un buen ratito. Luego entramos en la marina con el Tobago, y cómo estaba petada y no quedaba ningún amarre libre nos pusímos en el pantalán de la gasolinera: menos mal que es un pantalán flotante, porque aquí la marea es de 2 metros y medio!
Me tiré la tarde entera a pasear por el pueblo… La Graciosa es una islita estupenda, y el pueblo es encantador, con sus casitas blancas y sus calles de arena que acaban en playas… Da para que te entren ganas de parar aquí indefinidamente! A la noche nos encontramos con Capitán Sacha (otro vividor/skipper/surfer de la cofradía de Alberto, canario de pura cepa) y su peña… Vamos a cenar en un restaurante, dónde podemos apreciar los platos típicos de por aquí (para mi, de vegetariano, un queso canario a la plancha y “papas arrugadas” con “mojo” verde y rojo). Pero no solo hay que celebrar nuestra llegada, sino que mañana es el cumple de Alberto! Así que seguimos de parranda en la única fiesta de la isla, dónde tocava una banda Brasileña… Vaya a noche!!!
Por cierto, el domingo no hubo tiempo para la resaca: Capitán Sacha y su peña nos esperaban para acompañarles a buscar olitas… Nos subimos al Land Rover con las tablas y todo, y nos llevan del otro lado de la islita semi-desertica, hacia una playa estupenda de arena clarita… Las olas del Atlantico son impresionantes, pero veo que todos se tiran y me tiro yo también… lo que pasa es que yo no tenía ni puta idea de como hay que gestionar las olas bañandose en el oceano, y me pegué un par de revolcones impresionantes… Los demás se asustaron más que yo al verme revolcado por las rompientes, ya que yo no tenía para nada la consciancia del peligro… luego me explicaron como pasarle por debajo, y como esperar el momento oportuno para entrar y salir del agua… Me la pasé bomba: fue mi bauptizo oceánico de verdad!
(Singladura del viaje: 612 mn)
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