Para que vean que este blog no es solo para contar las navegaciones éxitosas, sino también los episodios de mal rollo, os voy a contar como fundí unos 1500€ y un mes de mi tiempo para nada… o casi.
Contando con 11.000 millas de experiencia, y 10 semanas como monitor de vela de las cuales las últimas 3 en Bretaña, decidí apuntarme al examen para obtener el Yacht Master offshore, la titulación RYA que (complementada con los cursos de seguridad en la mar STCW95) permite trabajar internacionalmente como patrón de embarcaciones de recreo hasta a 200T. En realidad no es que quiera trabajar de eso, al menos no de momento; pero me hacía ilusión obtener este diploma, que siempre consideré una certificación muy seria (no como los títulos de recreo españoles que son una chapuza, puramente basados en test teóricos y ni siquiera respaldados por un examen práctico… Por eso cuando en 2010 me saqué el Patrón de Yate ni me molesté en escribirlo en este blog).
Me tiré todo el mes de agosto estudiando el vocabulario náutico inglés, aprendiéndome de memoria todas las lucecitas posibles que te puedes encontrar sobre algo que flota en la mar, y resolviendo problemas de navegación y cálculos de mareas con los diagramas que se usan en la pérfida Albion. Iba muy motivado y me consideraba bien preparado. Además, todos mis amigos que ya tienen este título me habían dicho que me lo sacaría sin problema, y lo mismo me dijeron los de la escuela Endeavour Saling de Lanzarote, cuyo papel era prepararme para el examen, y que me cobraron unos 800 y pico € para pasar 5 días en su Bavaria 37 Cruiser, comiendo bocadillos todos los días (eso era la comida incluída! al final me quería morir…).
Los días de preparación fueron bastante intensos y agotadores; el día del examen se me vino encima de repente: fue adelantado 24h por la cara, siendo yo el único candidato y contando con una tripulación de 3 chicos núnca vistos ni conocidos antes. Al estar muy cansado, es verdad que me mandé unas cuantas cagadas… Empezamos con unas maniobras en puerto, que hice correctamente, y con una navegación nocturna, en la que hice el error de no atarme a la línea de vida, contrariamente a cuanto había justamente pedido a los tripulantes de hacer en el security briefing inicial. El examinador había dibujado unas rocas alrededor de la bocana del puerto, obligándome a un aterrizaje sobre una línea de demora muy definida. Tenía planeado parar el barco sobre la línea de sonda de los 100m y luego buscar mi demora… pero las cosas no fueron tan sencillas: la sonda, que sobre los 140m no llega a medir y por lo tanto parpadea números random, de repente empezó a marcar 24m, y a quedarse durante 10 minutos a 24, 23, 22… sin parpadear, convencida. Entonces me quedé flipando, con el miedo de haberme equivocado completamente con la estima y de estar en un lugar totalmente distinto del que me imaginaba. Además la luz verde de la bocana de Puerto Calero, que sobre papel tiene un radio de visibilidad de 8 millas, estaba totalmente escondida entre otras mill luces de restaurantes y discotecas, y a pesar de tenerla a 5 cables tardé un buen rato antes de reúbicarme. Cuando por fin me aclaré, con todos los nervios, seguí una demora equivocada, aunque en el papel la había calculada correctamente, llevando así el barco sobre los arrecifes virtuales.
Al día siguiente, el examen siguió con unas preguntas teóricas de RIPAM y metereología, que contesté todas correctamente, y presenté mi passage planning, que también fue considerado correcto. Luego salimos otra vez a navegar: esta vez fue bastante bien, con el hombre al agua recuperado a vela a la primera, el fondeo exactamente donde me lo había pedido y la blind navigation bien calculada para llegar precisamente a la bocana… Sin embargo, no sé porqué, al volver al pantalán, ya con la sensación de que la prueba se había acabado, me desconcentré y justo hice mal la última maniobra de atraque en marcha atrás, una maniobra que los días anteriores siempre había realizado de manera limpia y sin dificuldad.
Pero bueno, yo en mi conciencia pensaba que el balance entre errores y ejercicios bien ejecutados sería claramente positivo, y me llevé una gran decepción cuando el examinador me dijo que no había aprobado. El cabrón tenía el listón más alto de lo que me esperaba, o igual no le caí bien… Tantos sacrificios para nada, aunque en realidad haya sido igualmente una experiencia culturalmente interesante: navegar a la inglesa, con estos yachtsmen tan formales y prolijos que ni se te occurra mear por la borda! Pero en fin, volví a mi barco muy disilusionado y bastante desquiciado, así que, a pesar de que todo el mundo me aconseja volver a presentarme cuanto antes (ahora que todavía tengo todo el vocabulario y la teoría fresca en la cabeza), yo no pienso volver a pasar por eso hasta a dentro de mucho tiempo!!