11 de julio 2010
Tras el slalom entre ferrys y barcos mercantes fondeados en los alrededores de Gibraltar, pudimos disfrutar de una navegación estupenda por el estrecho, a orejas de burro con 10 nudos en popa redonda. Al pasar Tarifa el viento refrescó de repente a 20/25 nudos: amainamos el foque (no sin emociones) y alcanzamos velocidades inesperadas (10 nudos) con la sola mayor (un único rizo tomado, ya que intentar tomar otro en ese momento nos parecía demasiado agonista, después de straorzar un par de veces). Igualmente la corriente contribuía con almeno 3 nudos a nuestro record…
Pasada Tarifa seguimos alegremente con vientos portantes, y descartamos la idea de parar en Barbate, para aprovechar al máximo la oportunidad de avanzar a vela tan rápidamente.
Así nos aventuramos hacia cabo Trafalgar, 15 nudos por la aleta con foque y mayor. En las cercanías del cabo el oleaje se volvió agresivo, debido a la corriente de marea y a los bajos que hacen que las olas rompan. Sin embargo podíamos ver exactamente como delante nuestro se delineaba el fin de la fuerte marejada, y empezaba una mar relativamente tranquila. Llegar a esta frontera no fué complicado, aunque la última ola, de unos 3 metros, nos produjo un buen susto haciendo surfear la Sylphide a 11,2 nudos y dejandonos la impresión de haber acariciado el fondo con la orza una vez clavados en su seno.
Llegados afuera del percal, abrimos una cerveza inglesa comprada en Gibraltar para festejar el haber dejado en nuestra estela cabo Trafalgar… Al segundo trago el viento encalmó completamente, y tuvimos que arriar velas y prender el motor. Kevin arrancó al toque y pasó a régimen de crucero, pero el GPS decía que avanzábamos a 2 nudos y medio, lo que supone por lo menos 2 nudos de corriente en contra. Al tercer trago de cerveza Kevin se apagó de golpe.
Los intentos de volver a prender el pequeño fueraborda fueron inútiles: cambiamos las bujías, secamos todas las partes mojadas, bombeamos gasolina en el carburador, hasta lo sacamos en la bañera para ver que no hubiese algo en la élice… pero no hubo forma de volver a escuchar su hermoso ruido. Y mientras tanto derivábamos a 2 nudos hacia atrás… ¡el muro de olas que nos habíamos dejado en la estela volvía a acercarse!
Estar sin viento y sin motor, o sea sin gobierno, en una mar tan picada no nos hacía ninguna gracia: cabo Trafalgar nos estaba llamando de vuelta… Todavía faltaban 2 horas para que la marea cambiara la dirección de la corriente, y en 10 minutos hubieramos vuelto a estar entre esas rompientes…
Llamamos Salvamento Maritimo de Cadiz pidiendo remolque. Hicimos hasta un patético tentativo de remar contra corriente (ah, que metáfora esistencial!).
Cuando la primera ola nos rompió en la espalda, el buque de Salvamento Maritimo salía de Barbate para venir a buscarnos. Hechamos por la popa 2 estachas con 2 baldes en guisa de ancla de capa, y esto nos ayudó bastante a correr las olas. Cuando el buque de Salvamento nos avistó, 15 minutos después, las olas se habían ido haciendo menos agresivas, y pudimos afirmar el cabo de remolque sin complicaciones.
Al entrar en el puerto de Barbate, el equipo de rescate nos hizo abarloar a su buque, pero la maniobra no fué indolor: a pesar de las defensas que habíamos puesto, chocamos con su aleta y nos torcimos un candelero, además de pillar un buen golpe en el casco… Obviamente es un mal menor, y le agradecemos al piloto Damian y sus hombres de habernos sacado del apuro!
Cumplimos con las formalidades en un plis, para que todo el mundo llegara a tiempo delante de la pantalla para ver como España ganaba su primer mundial!
(Singladura del viaje: 42 mn)
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